Les presento un sencillo tema compuesto para conjunto de viento metal (trompetas, trombón, tuba y trompa), conjunto instrumental de percusión y grupo rock. Y les cuento la historia de sus gestación.
A principios de los años 90, coincidió que estudiaba percusión y contrapunto en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. Todavía ostentaba la cátedra de composición el ilustre D. Manuel Castillo, cuyo abandono, forzado por el gobierno de turno, conllevaría la pérdida posterior de mi interés por cursar composición en la institución.
No obstante de aquella época quedó en mí un interés que se mantiene por la utilización de la percusión. Yo había realizado ya varias obras para conjunto instrumentales de percusión (exclusivamente) de corte experimental, embebido por ese “neoplatonismo” que embargaba la música contemporánea. Pronto acabe abandonando excesos y locuras, y planteamientos exclusivamente matemáticos y teóricos, para asumir la realidad incuestionable de que la música, ante todo está hecha para “sonar” y si no “suena” (si es insoportable) por más perfecta que sea la ecuación, el diseño, o el constructo en definitiva y la “forma”, nada vale. Y si no atiende en origen a los “instintos”, esto habría de aprender de Nietzsche, abandonando el idealismo alemán, tampoco tendría razón alguna de ser (más allá de un mero pasatiempo o artificio). Así llegó mi primera obra para “conjunto instrumental de percusión extenso” titulada “Repercusio” , en la que una orquesta es sustituida por en conjunto instrumental de tales características y la música, anque fuertemente rítmica, brilla por la tímbrica la armonía , la melodía y el contrapunto. Sencilla pero agradable.
No obstante, la percusión mal denominada “latina”, venía siendo desaprovechada por mí. Esto cambió a raíz de mi OP40 para conjunto instrumental extenso y grupo rock (compuesta en 2010, actualmente accesible al público desde
bandcamp.com . El motivo fueron los viajes emprendidos por iberoamérica, inicialmente por México (donde descubrí un nuevo tratamiento de la marimba) y Cuba y los que vendrían después, motivados por otra de mis grandes pasiones, el ejercicio de la Antropología.
Unamos a todo esto, mi primer acercamiento a la guitarra eléctrica, instrumento que adoraba desde que tengo uso de memoria, ya desde aquel Vickye el Vikingo, que pusieron en TVE en edad preescolar, o la Pantera Rosa. La primera vez que toqué una guitarra eléctrica, una Hofner Galaxie, era adolescente, en la Universidad Laboral. La primera vez que tuve un efecto fue un Wha Wah, fbt, de los años 70, que aún conservo. Aquellos años dieron tambien estupendas composiciones como bandas sonoras de telefilmes estadounidenses, basadas en jazz, rock, instrumentos de viento metal y otros efectos. Influenciadas por Lalo Schifrin o Henri Mancini (y otros muchos, algunos no por desconocidos de inferior escala) . Incluso por Ennio Morricone, que tuvo sus genialidades junto a Franco Micalizzi y otros muchos que tuvieron su momento. Una curiosida de todas estas músicas es que aunque alcanzaban su estreyato en Estados Unidos, y se fusionaban con el jazz y el rock, en absoluto tenían raíces norteamericanas sino iberoamericanas o europeas. Quien no recuerda aquellas persecuciones en pantalla … aquellos trombones, aquellos riffs the wha wha, que sonaron hasta en los Ángeles de Charlie. En aquella época se llenaron de bandas sonoras ilustres hasta muchas películas pornográficas, hoy, la decrepitud de Hollywood ha vaciado de todo vestigio de arte (salvo excepciones notables) la gran mayoría de sus superproducciones. No digamos los derroteros que han tomado las producciones para TV y las cinematográficas menores (obviamente también existen notables excepciones, como oasis en un desierto de basura interminable).
Pues aunando todos esos intereses, y también, las limitaciones de que este tema ha sido compuesto para ser interpretado sin complejidad en situaciones de directo, con no muchos medios (un objetivo que comparte la totalidad del disco Long Riders, cuyo cometido inicialmente era ser interpretado en reuniones moteras) compuse y grabé este tema que ahora se publica, “Long Riders”, que da título al álbum, y que va dedicado a todos aquellos que hemos tenido que salir “por patas” de algún lugar o incluso país a lomos de nuestra motocicleta, en esos viajes de locura y aventura que algunos emprendemos por el mundo, sin saber bien a donde nos llevan.